
Este fue el día que más deprisa nos vestimos, recogimos y tomamos el primer tentempié. Y yo aún me sigo haciendo cruces sobre el paso que llevamos, sobre todo si tenemos en cuenta que entre el desayuno en el primer sitio abierto que encontramos y la parada en Monte d'o Gozo perdimos más de una hora. Y a pesar de todo llegamos a la plaza del Obradoiro con un cuarto de hora de adelanto según lo previsto.
Simplemente, parece que el llegar te aligera el peso de la mochila y te da fuerzas para ir más deprisa.
Y como Santiago de Compostela necesita para ella solita una página web entera, perdonadme, que no diga más.
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